¿Existe realmente alguna solidaridad entre blancos y negros en Cuba?
Para muchas personas resulta más fácil expresar solidaridad en abstracto que darla en concreto y hacia personas conocidas o que conviven diariamente en su propia sociedad. A veces resulta importante declararse solidario con los marginados, con los muy necesitados, con aquellos que padecen penurias económicas, sociales,o de cualquier otra índole. En ocasiones es fácil hacer discursos conmovedores, canciones, poemas, cuentos y novelas, expresando “amor universal”. Pero algo bien distinto es demostrar real solidaridad , cuando ello acarrea riesgos y peligros para el status económico o político que se tenga.
Muchas veces encontramos que la necesaria solidaridad que el vecino, el “amigo” del barrio o el que te ayudó alguna vez , necesita de ti, no la encuentra, mientras oye de ti expresar de mil maneras tú solidaridad con los que sufren.
Por tanto, pretendo explicar como en Cuba ha sido siempre complicada y lo es cada vez más, la solidaridad cotidiana entre muchos ciudadanos blancos hacia sus supuestos compatriotas de piel oscura o llamados afrodescendientes. Es precisamente esta solidaridad sencilla entre gente que debían ser “hermanos”, lo que mide y dice quién es y quién no es solidario, quién o quiénes han apostado a la demagogia y quiénes de verdad se unen y solidarizan en la lucha por la dignidad humana del “otro” y quiénes no.
En este trabajo tiene como tema central , el examinar como en Cuba el histórico y presente poder absoluto detentado por los hombres blancos y aquellos que han sido co-optado como tales por las élites, nunca se ha interesado, ni se interesa en lo más mínimo por las tragedias, alienaciones, conflictos, marginaciones, depravaciones, humillaciones, desprecios, falta de promoción social y desarrollo socio-ambiental.
La falta de perspectivas y de un verdadero futuro de bienestar económico y social y de participación política de las personas de “color” en Cuba, tampoco es una preocupación para las élites, sus acólitos y todos aquellos que miran con indiferencia la vida de sus “otros compatriotas”.
También quiero analizar como ese mismo poder sectáreo, hegemónico y demagógico, pretende a cada instante erigirse en el gobierno de todos los cubanos independientemente de la raza o sexo de los ciudadanos, al mismo tiempo que en muchas ocasiones exige ser el gobierno de los cubanos que viven fuera de la isla, aunque esto sea solamente para arrebatarles, por la via sentimental, es decir, la ayuda a sus familiares en la isla,las divisas que ganan con mucho sudor y trabajo.
Este gobierno de “todos”, con su estructura estatal monopólica y totalitaria, no tiene ni ha tenido jamás en su agenda el darle verdadera solución a los problemas de discriminación racial, prejuicios raciales y de una ideología supremacista blanca que sufren los millones de “ciudadanos” de tez oscura en la isla.
Como toda la comunidad internacional conoce, y el gobierno cubano también, al menos sus minorías ilustradas, la existencia del Racismo, la Discriminación racial y los Prejuicios raciales, constituyen un hecho social de gran relevancia, magnitud y gravedad, y su existencia misma, engendra un clima de permanente abuso y violación del derecho de las personas a llevar una vida digna y plena, además de ser una enorme injusticia y una forma permanente de explotación y degradación humana.
Todos sabemos, o casi todo el mundo sabe, que el Racismo y la Discriminación racial crean,entre las personas que lo sufren grandes temores, inseguridades personales, una persistente vulnerabilidad física, psicológica y material, así como problemas psico-afectivos-emocionales. Se conoce por reconocidos estudios que la discriminación racial no siempre es “abierta”, “directa”, “fácilmente detectable”, y que muchas de sus víctimas no siempre están preparadas para concientizar de que son tratados de forma diferente al resto de la población, que son profundamente discriminados y mutilados socialmente y de que están siendo diariamente victimizados y cosificados por el poder supremacista.
El Racismo en Cuba , como también sabemos, está asociado al color de la piel como elemento fundamental y a los rasgos físicos de las personas, y que este racismo fenomenológico, opera a todos los niveles de la estructura político-social del país, independientemente de las “intenciones” y “buena voluntad” particular de algún o algunos miembros de la élite crean tener.
La permanente hostilidad racial y los intocados y más bien exacerbados prejuicios raciales contra las personas no consideradas como blancas, están muy esparcidos e infiltrados dentro de todos los escalones de la sociedad cubana. Ninguna política ha sido erigida para contenerlos, lo cual hace muy difícil o casi imposible para un miembro del grupo social negro-mulato (afrodescendiente o de la raza de color), escapar de esta situación que les acorrala, coerciona y exorcisa.
Las características sociológicas y de poder que tiene la sociedad cubana están vinculadas a un instintivo gusto por, proclividad y aceptación hacia el etnocentrismo, el autoritarismo, el totalitarismo, el nepotismo ideológico y la creación de castas y dinastías blancas.
Por tanto, podemos entender con facilidad que el Racismo no es algo que sea innato, tampoco engendrado por cuestiones estéticas, éticas, psicológicas o culturales, sino precisamente por algo mucho más vulgar y práctico, es decir, adquisición de riquezas y mantenimiento de esas riquezas adquiridas a través de la construcción social de un poder hegemónico y totalitario, que se justifica con la creación de una ideología de supremacía racial.
Así pues, puede afirmarse sin temor a ningún tipo de equivocaciones, que el Racismo es una acción social depredadora contra otro u otros grupos sociales que han sido racializados desde la fuerza del poder, y a través de la ideología de supremacía racial blanca,se pretende dominar a todos los grupos subordinados , coercionados, racializados e inferiorizados como seres humanos, por el resto de los tiempos.
Una de las más patentes muestras de la vigencia integral del Racismo en Cuba, puede verse claramente en la actitud de la mayoría de los líderes políticos blancos del sistema cubano, de los intelectuales blancos, los artistas blancos, quienes guardan un absoluto silencio, casi conspirativo y cómplice sobre el problema racial cubano y el desarrollo creciente del movimiento nacional anti-racista.
La indiferencia, el desinterés de este tipo de personas, cubanos que presumen en muchos casos de gran humanismo, convierte este silencio en algo de una notabilidad impresionante.
Ni el nuevo gobernante cubano Raúl Castro, ni su vice Machado Ventura, ni la hija del gobernante, Mariela Castro que tanto habla de beneficios para el movimiento “gay” y transexual, ni el ministro de Cultura, Abel Prieto, ni el de Relaciones Exteriores , Bruno Rodríguez, para citar los más relevantes, se han manifestado abierta y decididamente en contra del Racismo en Cuba, su pronta solución, la toma de medidas urgentes, de leyes anti-racistas y anti-discriminatorias, para acabar con esta indignidad anti-humana que aún existe contra el 65 o el 40 porciento de la población cubana (de acuerdo al censo y las estadísticas que se sigan) que tanto ha batallado y sufrido por la “revolución”.
Ellos, más que los demás debían estar en la vanguardia, día a día en la televisión, en la radio, en la prensa plana, en las universidades y pre-universitarios, en las secundarias básicas, ejerciendo su poder totalitario “humanista” a través de una “Batalla de Ideas” interna en contra de esa lacra inhumana que es el Racismo.
Por otro lado, personalidades como Silvio Rodríguez, Alicia Alonso, Amaury Pérez y otros muchos más, junto a intelectuales, escritores, artistas, teatristas, cineastas y académicos blancos, debían todos hacer causa común en la lucha contra el Racismo.
La pregunta de Perogrullo sería ¿por qué ninguno de estos grupos que he mencionado se compromete en la lucha por los derechos civiles, económicos y políticos de la población afrodescendiente?
La respuesta podría ser que en realidad el creciente movimiento anti-racista que en Cuba se ha venido esparciendo por barrios, ciudades y comunidades de todo el país, no existe, es completamente invisible, no deseado o completamente irrelevante para estos grupos de la élite blanca “socialista”.
Entonces la otra pregunta es: ¿Realmente en Cuba existe un país solidario? (sabemos que Nación no hay y hay que empezar a construirla). ¿Hay algún tipo de solidaridad entre blancos y negros? ¿Y si hay alguna, cómo se manifiesta?
Ivancesar martinez
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